domingo, 19 de diciembre de 2010

Aquel mundo fantasioso

Hablaba uno de mis profesores sobre las "gafas de la fe", la fe como aquello que permite ver lo que hay, pero más hondamente. La fe no nos hace sacar mágicamente conejos que no existen de la chistera, sino ver que el conejo está escondido en la chistera, porque el mago lo ha escondido hábilmente, y la gente sin fe no lo ve. "Hala, qué presuntuoso"... El caso es que el conejo está, y lo cierto es que la gente no lo ve.

El otro día fui al cine y me encontré con una crítica de la última peli de "Las Crónicas de Narnia: La Travesía del Viajero del Alba". Decía que era una peli ñoña, previsible, en la que los estereotipos arruinaban el gran trabajo técnico de los que hacían cine de verdad...

El conejo estaba ahí. La verdad sobre el espíritu del hombre, sobre la nobleza del corazón, sobre la posibilidad de la conversión auténtica, sobre la esperanza de un mundo eterno y feliz que supere todo nuestro anhelo... Incluso rascando un poco (muy poco, eh...) se ve claramente la necesidad de la humildad, de la oración, de la perseverancia, de la fe, la dignidad y maravilla de ser criaturas de Dios... No nos dejemos engañar, pidamos fe para ver, no para inventar, no para vivir de ilusión, sino para vivir en verdad.