domingo, 19 de octubre de 2008

La ética: esa señora gruñona

Es curioso la cantidad de tonterías que se pueden leer en los periódicos. Hoy, un periódico de tirada nacional ofrece un debate (todo el mundo sabe que la verdad sale de las votaciones de los lectores, por supuesto) acerca de si es adecuado o no el uso de "bebés medicamento". Por supuesto, la opinión a favor (un escritor, colaborador de dicho peridódico) se dedica a insultar gratuitamente a la Iglesia y la opinión en contra (un profesor universitario de Bioética; vamos, con la misma autoridad que el otro) se dedica a analizar el tema con rigor. Una vez más se contrapone el tema "desarrollo científico en pro de la humanidad" vs "la molesta bioética que no hace más que protestar e intentar retrasar el avance de la ciencia". Por supuesto, detrás de las decisiones éticas está la Iglesia Católica, esa institución carca, retrógrada, fascista, enemiga de todo avance, hipócrita y farsante. Claro. El problema es que una vez más, todo se saca de contexto. La ética responde a "¿Qué tengo que hacer para ser feliz?". Pero si en vez de preguntarle eso a la Ética sólo la usamos para preguntarle "¿Puedo usar seres humanos como medio, extraerles mi beneficio y luego deshacerme de ellos?", obviamente, la señora Ética va a quedar fatal. Si un médico dice "es inhumano que empleen a seres humanos para trabajar 20 horas al día acarreando ladrillos para una obra" a nadie se le ocurriría decir que la Medicina está en contra de la promoción de viviendas sociales. Pero si un cura dice que un embrión es un ser humano y no puede destruirse, la Iglesia está en contra de todo beneficio médico. Pues que cada cual elija cual es su ética. Porque todos tenemos una.