domingo, 2 de septiembre de 2007

Dos años

Hace dos añitos que el Señor empezó conmigo una historia de amor nueva. La verdad es que se lo curró bastante, tenía que romper unas cadenas muy fuertes, con las que yo había atado mi corazón en una relación. Pero el Señor lo hizo, rompió por pura misericordia aquello con lo que yo me había atado. Y me hizo nuevo. Al principio no me di cuenta, me enfadé muchísimo por haberme quedado sin lo que yo más quería, pero luego fui cayendo en la cuenta de que estaba poniendo las cosas (y las personas) en su lugar. Es para dar muchas gracias a Dios, porque esta historia no es más que una pequeña hierbecilla dentro de un enorme jardín de flores y plantas preciosas, que son las historias de salvación que Dios va haciendo en medio de su pueblo.